2.2 Equipo
El equipo se seleccionará teniendo en cuenta determinados principios generales:
El equipo se seleccionará teniendo en cuenta determinados principios generales:
Un código de prácticas describe las prácticas y los procedimientos de laboratorio indispensables para aplicar técnicas microbiológicas correctas (es decir, seguras). El director del laboratorio debe utilizar el código de prácticas para elaborar descripciones escritas de los procedimientos que deben seguirse para realizar los trabajos en condiciones de seguridad. Este manual de seguridad o de operaciones también debe definir los peligros conocidos y potenciales y especificar las prácticas y los procedimientos necesarios para reducir al mínimo los riesgos asociados a esos peligros.
Todos los laboratorios de tuberculosis, con independencia de los procedimientos que realicen, deben poner en práctica un conjunto de medidas de bioseguridad esenciales con el fin de reducir al mínimo los riesgos. Esas medidas afectan a lo siguiente:
Los programas de salud ocupacional para los empleados deben promover un lugar de trabajo seguro y saludable. Ello se consigue reduciendo al mínimo la posibilidad de exposición, detectando y tratando con diligencia las exposiciones y utilizando la información obtenida en incidentes y accidentes en el laboratorio para mejorar las precauciones de seguridad. Debe estudiarse la posibilidad de realizar un reconocimiento médico inicial y prever exámenes periódicos para todo el personal antes de que comience a trabajar en el laboratorio de tuberculosis.
El director del laboratorio debe realizar auditorías periódicas para vigilar los riesgos y las medidas de control. Esas auditorías pueden hacerse examinando los informes sobre las medidas correctivas que se adoptaron cuando se detectaron problemas con anterioridad, investigando exhaustivamente los incidentes o accidentes y aplicando medidas preventivas, y velando por que se proporcionen recursos suficientes para mantener el nivel de precauciones necesario.
Se denomina peligro a todo aquello que tenga potencial para provocar daños, con independencia de la probabilidad de que ocurra. Puede tratarse de una situación física (como un incendio o una explosión), una actividad (como el uso de pipetas) o un material (como aerosoles que contienen bacilos infecciosos). A menos que se identifiquen eficazmente los peligros, no es posible evaluar de manera precisa los riesgos asociados al establecimiento y a sus actividades.