Manuales operativos

5.2.11. Adhesión al tratamiento

Los niños y adolescentes con TB, sus progenitores, otros miembros de la familia y otros cuidadores deben recibir educación sobre la TB y la importancia de completar el tratamiento. Especialmente en el caso de los niños más pequeños, el apoyo de sus progenitores, cuidadores y familiares directos es importante para el éxito del tratamiento. En muchos entornos, los trabajadores de atención de salud pueden observar o administrar el tratamiento a los niños o adolescentes.

5.2.10.3. Neuritis óptica

Los signos tempranos de toxicidad por el etambutol se pueden evaluar en los niños mayores mediante la discriminación del color rojo y el color verde (p. ej., las cartas de color de la prueba de Ishihara). El seguimiento de la neuritis óptica puede realizarse tempranamente en caso de preocupación clínica.

5.2.10.2. Neuropatía periférica

La isoniacida puede causar una deficiencia sintomática de piridoxina (vitamina B6), sobre todo en la población infantil con desnutrición grave y la población infantil con infección por el VIH. La neuropatía periférica se caracteriza por dolor, escozor u hormigueo en las manos o los pies, entumecimiento o pérdida de sensibilidad en los brazos y las piernas, o calambres musculares o fasciculaciones. En la población infantil de corta edad, esto puede provocar alteraciones en la marcha o rechazo a caminar.

5.2.10.1. Hepatotoxicidad

La población infantil y adolescente presenta eventos adversos de los medicamentos para la TB con mucha menos frecuencia que la población adulta (6). El evento adverso más importante es la toxicidad hepática (hepatotoxicidad), que pueden causar la isoniacida, la rifampicina o la pirazinamida.

5.2.9. Apoyo nutricional

La desnutrición reduce la inmunidad celular, lo que aumenta el riesgo de enfermedades como la TB. El efecto catabólico de la enfermedad por TB provoca la pérdida de peso y la emaciación, lo que a su vez agrava la desnutrición, creando un círculo vicioso (104). La población infantil y adolescente con enfermedad por TB suele presentar retraso del crecimiento o pérdida de peso (véase el capítulo 3 sobre los enfoques diagnósticos). La desnutrición grave se asocia a un aumento de la mortalidad en la población infantil, adolescente y adulta con TB (105).

5.2.8.2. Indicaciones para el tratamiento adyuvante

Los corticoesteroides deben usarse como parte del tratamiento de la TB y pueden utilizarse para el tratamiento de la pericarditis por TB. Los corticoesteroides se emplean a veces para otras formas complicadas de TB (p. ej., complicaciones de la obstrucción de las vías respiratorias por las adenopatías por TB; niños y adolescentes gravemente enfermos por TB diseminada), pero no hay recomendaciones de la OMS sobre el uso de corticoesteroides para formas de TB extrapulmonar distintas de la meningitis por TB y la pericarditis por TB (102).

5.2.8.1. Indicaciones para la derivación y la hospitalización

Todos los niños y adolescentes con formas graves de TB (meningitis por TB, peritonitis, pericarditis por TB, TB renal, vertebral, diseminada u osteoarticular) o con TB‑RR/MDR presuntiva (en contacto con una persona con TB‑RR/MDR confirmada o presuntiva, o niños y adolescentes con diagnóstico de TB que no responden al tratamiento de primera línea de la TB) deben ser derivados a un especialista para su manejo posterior si la capacidad de manejo en el lugar adonde acuden es insuficiente.

5.2.6.1. Tratamiento de la meningitis por TB y la TB osteoarticular

Tras la infección por M. tuberculosis, los niños de corta edad tienen un riesgo elevado de desarrollar las formas más graves de la enfermedad, la más devastadora de las cuales es la meningitis por TB. Esta afecta principalmente a los niños de corta edad (4). Hasta 15% de la TB infantil se presenta como meningitis por TB (92). Con una incidencia decreciente de la meningitis bacteriana atribuida a otras causas, la TB es la principal causa de meningitis bacteriana en muchos entornos (93).